La Comunidad Indígena de Santa Fé de la Laguna está ubicada en el Municipio de Quiroga, Michoacán; al norte de la cuenca del Lago de Pátzcuaro. El poblado y sus terrenos patrimoniales se ubican en la orilla norte del Lago de Pátzcuaro al borde de la carretera nacional 15 México-Guadalajara, estando circundada por el Valle Morelia-Queréndaro, la Meseta Tarasca y la zona de transición a la Tierra Caliente. Está rodeada de cerros y montañas de los cuales el más alto es el Tzirate.
Los habitantes del lugar, en su mayoría alfareros, realizan vistosas piezas artesanales con variedad de formas y colores. Es un auténtico pueblo purépecha que conserva su cultura y sus costumbres, de hecho se puede contemplar por sus callecitas a las mujeres ataviadas con el tradicional traje indígena.
La Comunidad Indígena de Santa Fé de la Laguna, constituye el primer asentamiento del Pueblo Purépecha en la zona del Lago de Pátzcuaro, siendo por cuatro generaciones (de las más antiguas) uno de los ejes culturales de mayor importancia antes de la formación del Imperio Purépecha, como se asienta en las “Relaciones de Michoacán”, siendo precisamente éste asentamiento elegido por Tata Vasco como el más adecuado para crear el primer Pueblo-Hospital de Indias, con el nombre de Santa Fé de la Laguna en el año de 1532; donde además se establecen formas de organización, convivencia y producción sustentadas tanto en las Utopías de Tomás Moro como en las tradiciones y hábitos comunitarios de los indios Purépechas.
Monumento a Tata Vasco, en la Capilla iurixeo - "hospital" de Santa Fe de la Laguna.
'' GLORIA Y HONOR A TATA VASCO''
Principales Fuentes de Sustento
La vida económica de Santa Fé gira en torno a la alfarería, a la que se dedican la mayor parte de la población (hombres, mujeres y niños) en tanto que el producto de la actividad agropecuaria se destina al autoconsumo y para ello mantienen un esquema de organización-participación productiva que todos están obligados a respetar; el área agrícola de humedad (habilitada para riego recientemente) es trabajada de manera rotativa por todos, ahí se producen principalmente las hortalizas que consume el pueblo, del área agrícola de temporal en este caso se destina una parcela a cada familia, con la obligación de hacerla trabajar, realizando la cosecha del maíz, frijol, alfalfa, etc., con la ayuda de toda la comunidad.
La ganadería local está destinada también al autoconsumo y a la venta en el ámbito local, el ganado vacuno se suelta la mayor parte del año al cerro en un libre pastoreo una parte del año, ya que también es empleado en las yuntas para el arado; para su consumo especialmente durante fiestas religiosas o las fechas familiares importantes, se tienen gallinas y puercos en los solares (traspatio), siendo mantenidos con los desperdicios vegetales del hogar.
Ganadería.
Desde sus orígenes, y reforzado a la llegada de los invasores españoles, Santa Fé de la Laguna ha mantenido como su principal fuente de sustento y de vida a la alfarería, y en menor medida la agricultura y la pesca. La alfarería mediante el uso de materiales como la tierra, el agua y el fuego es de las primeras en practicarse; la elaboración de ollas, jarros, platos y comales además de figuras e ídolos de arcilla y barro han jugado un papel de primer orden para el hogar, la religión y la manifestación de la vida y la muerte para los pueblos de México.
La actividad alfarera tiene un carácter eminentemente familiar dentro de la Comunidad, al interior de la familia se dan responsabilidades y cargas de trabajo, constituyéndose incluso en un importante espacio de convivencia y educación para los niños y jóvenes. El proceso productivo abarca, nominalmente, entre 8 y 10 días pero debido precisamente a la participación de todos los miembros de la familia en el proceso, pueden ellos cubrir simultáneamente diferentes fases del proceso, lo que les permite “hacer que rinda” el tiempo dedicado a la actividad y los ingresos que ésta les genera.
A continuación describiremos las características y fases del proceso productivo alfarero, en la forma que se da para la Comunidad de Santa Fé.
FASES Y COMPONENTES DE LA ACTIVIDAD ALFARERA
FASE
PRINCIPALES ACCIONES
CONDICIONES DE TRABAJO
1.
Obtención de barro
Localización de área de extracción
Excavación, corte y extracción
Traslado del barro al taller (2 días de labor)
- El trabajo se realiza en terrenos aledaños, tanto propios como contratados
- Las piezas (bloques) de barro son transportadas en costales, usando bestias de carga
2.
Obtención de leña
Localización de arbolado
Derribo y troceo
Arrastre del monte al taller
- La madera para combustible la obtienen sin costo de su bosque comunal
- Actualmente recorren distancias de entre 5 a 7 kilómetros
- Para el arrastre utilizan animales de carga
3.
Molido y primer amasado
Molido y cernido del barro hasta obtener un polvo fino
Primer amasado con agua, hasta obtener un lodo de “regular” espesor
Reposo cubierto del lodo por 24 horas
- Al taller llega “tierra” que es la materia prima principal, a la cual solo se añade agua durante esta fase
4.
Segundo amasado y obtención de la “tortilla”
Segundo amasado, hasta obtener la elasticidad requerida
Machaque o aplanado del barro hasta formar la “tortilla”
- En esta fase se tiene como objetivo dar a la masa de barro la elasticidad suficiente para proceder al moldeado
5.
Preparación de la(s) pieza(s)
Colocación de la “tortilla” en el molde
Pulida en el molde y corte de excedentes superficiales
Secado fresco y liberación de la pieza
Secado en el lugar húmedo y pulido del interior
Secado
- Durante esta fase, como las subsiguientes con excepción del horneado, de hecho toda la vivienda funciona como parte del taller, ya que se requiere pasar de ambientes húmedos a secos secuencialmente.
6.
Horneado
Acomodo de las piezas en el horno
Primera horneada
Decorado y engretado
Segunda horneada
- La mayor parte de las viviendas cuentan con un horno, pero los volúmenes de producción sólo son considerados por familia.
7.
Acabado y venta
Alfareria
Precisamente Santa Fé de la Laguna se caracteriza y posee un ascendente cultural sobre los Pueblos Purépechas, siendo el único productor de las Poncheras Negras que entre las Comunidades Indígenas Michoacanas tienen una función ceremonial desde su elaboración, utilizándose con este fin exclusivo la greda negra; al respecto es necesario señalar que la Ponchera representa la fuente de la casa y el pueblo, ya que sin distinción de rango, clase social o etnia, para quien toma de ella su agua, refresca la memoria y se lavan (diluyen) las distancias; es decir, mantiene el pasado y fortalece los vínculos de unidad por lo que permite conservar limpia la entidad en el presente; y ésto es lo que convierte a quienes la elaboran y la usan en un factor de unidad, respeto y convivencia. Lo que ha permitido a la etnia Purépecha mantenerse activa y presente hasta nuestros días.
Ponchera Negra de greda negra.
Costumbres & Tradiciones
Como se ha mencionado, la Comunidad Indígena de Santa Fé de la Laguna, se ubica al norte de la Cuenca del lago de Pátzcuaro y cuenta con una superficie total (legalmente reconocida) de 5.169 hectáreas. Cuenta con una población total cercana a los 6.500 habitantes, de los cuales la mayoría (60–65%) son jóvenes y niños; casi el 100% de la gente es de ascendencia indígena pura, a ello obedece el que mantengan el idioma Purépecha como primera lengua así como todas sus costumbres ancestrales en cuanto a organización social, trabajo, vestido y práctica religiosa. Lo que resulta altamente significativo si consideramos que desde hace más de 40 años cuenta con buenas vías de comunicación. De las poco más de 700 viviendas que dan forma al poblado, la mayoría, el 90%, son de techo de teja, paredes de adobe y pisos de tierra, no disponiendo la mayoría de los servicios básicos (agua potable, drenaje, electricidad, etc.).
Vista de Santa Fe de la Laguna desde la Iglesia principal.
A la izq. mujeres de avanzada edad preparando caldo de pescado, a la der. cazo repleto de corundas.
Trajes Tipicos
Hay dos clases de faldas, una llamada “sabanilla”, es un enredo y consiste en un lienzo rectangular de lana tejida a mano. Estas faldas sirvieron desde tiempos inmemoriales para abrigar durante la noche a toda la familia y de ahí su nombre de “sabanilla”. De día las mujeres la tablean alrededor de su cintura y la sujetan con un ceñidor del que dejan sobresalir 20 cm de tela. Por su propio peso esta orilla se voltea hacia abajo y forma el famoso rollo de las tarascas.La otra falda, llamada “zagalejo”, es también de lana. Lleva en la parte de arriba una tira de tela de algodón en color fuerte y, en la parte inferior, una cenefa del mismo material para protegerla del roce con el suelo. Está montada en angostos pliegues sobre una pretina amarrada en la cintura. Para formar “el rollo”, se vuelve la tela hacia adentro y se ata la pretina unos 20 cm más abajo. Al ceñirse la faja, esos veinte centímetros que sobresalen se doblan hacia fuera.
Hay tres tipos de camisas: el más antiguo deriva del huipil de dos lienzos llamado huananjere, es corto de manga blanca de una sola pieza metido bajo la faja. Está bordado alrededor del cuello y en los hombros con punto de cruz o al pasado, en color rojo o azul oscuro. El segundo tipo es de manta blanca, de escote cuadrado, con una bata tejida de gancho. El tercero es el más usado. Está camisa va plegada sobre el pecho y la espalda por una jareta a lo largo del escote; se acomoda así a los diferentes tamaños de mujeres, está bordada a veces en blanco y a veces en color, sobre los hombros y alrededor del escote con un trabajo muy fino y puntadas diversas.
Sobre sus faldas llevan un mandil, en el cual crean bordados en forma de grecas o flores, las cuales sueles ser de color amarillo o blanco.
Las tarascas se peinan con dos trenzas entretejidas con cordones de lana. Las mujeres indígenas michoacanas se cubren con rebozos de algodón azul marino con rayas azul pálido y blancas. Los flecos están guarnecidos con motitas y re bordados con motivos de águilas y figuras humanas. Para este trabajo emplean la artisela, que da la impresión de los antiguos trabajos con plumas.
La Fiesta de las Animas ''Animeecheri k'uinchekua''
Dentro del conjunto de manifestaciones culturales, destacan las que tienen que ver con las celebraciones enmarcadas en lo que se conoce comúnmente como “Noche de Muertos” y que en Michoacán y particularmente en las comunidades indígenas purépechas como Santa Fe de La Laguna, resultan de particular trascendencia por ser una de las expresiones rituales con profunda significación, más allá de su singular vistosidad.
El 1° y 2 de noviembre de cada año, los panteones y casas donde se hace “la espera” se cubren con flores de cempasúchil, velas, fruta, pan, incienso. Altares y tumbas se adornan profusamente, se prepara y comparte comida y bebida, se lleva ofrenda, se reza, hay ambiente festivo y al mismo tiempo se percibe profundo sentido comunitario y orden ceremonial.
Se conoce como animeecheri kúinchekua: fiesta de las ánimas. Pero no se debe confundir con las celebraciones que tienen lugar en las comunidades indígenas, para quienes el sentido de esta fiesta dista mucho de ser sólo diversión. Para los purépechas, pueblo indígena, conocido por su particular manera de realizar esta celebración, los motivan convicciones profundas que tiene que ver con la manera particular de concebir la vida misma en todas sus dimensiones.La fiesta de ánimas en principio es una ceremonia ritual y cada actividad cumple un papel importante.
La fiesta desde lo purépecha, es una oportunidad de vivir un tiempo extraordinario donde lo cotidiano se deja a un lado. En tal sentido Animeecheri k’uinchekua cumple con este principio, pero es fiesta ritual, donde cada persona y elemento que interviene cumple un papel específico para hacer que la ocasión tenga ese sentido alegre y a la vez solemne. Se purifican espacios, se llevan ofrendas.
Suele decirse que se festeja a la muerte, nada más alejado de la realidad, al menos para los purépechas no es así, la razón de hacer fiesta no es la muerte, sino la vida continuada la “otra vida”. Este “encuentro” entre los que ya no están pero regresan un día al año a convivir con su familia, en su pueblo, en su casa, es el punto central del elaborado ceremonial, es por ello que se comparte la alegría con los parientes y se reúne la familia toda a comer junto al que “regresa”. La muerte entonces tiene sentido en cuanto deja de ser tal y toma forma del abuelo, la mamá, el hermano, la hija, el pariente que tienen nombre propio y que aunque muerto físicamente, vive en ese otro mundo desde donde gracias al ritual, puede comunicar vida a su familia y a su pueblo.
Según las fuentes, en la antigüedad, para el mundo purépecha, todo estaba determinado por la voluntad de su deidad Curicaveri, por él, fue credo el hombre y la naturaleza. Quien moría en combate y otras acciones dignas, podía reunirse con él y otros dioses en la auanda, el cielo purépecha o el uarhicho, el lugar a donde van a “vivir” los que mueren. El hombre, se sabe, convivía en armonía con la naturaleza, realizaba la voluntad de los dioses y platicaba con los abuelos y parientes que residían en la otra vida. No está por demás decir que para las comunidades indígenas esta festividad rebasa con mucho el rango de estos dos días, pues tanto en su preparación como en la realización de la fiesta propiamente dicha, la medida del tiempo es otra, sin embargo se acata la disposición que señalan los nuevos calendarios.
Curucaveri
Para el mundo indígena y para el purépecha en particular, el mito forma parte esencial del conjunto de argumentos explicativos que posibilitan la comprensión del pasado, del presente y del mundo mismo. Gracias al mito, el hombre se explica el por qué de sus ritos y puede entonces dar voz a los símbolos. Lo común es que se haga fiesta grande a quienes fallecieron en el año inmediato. En la casa donde se va a “esperar” a alguien, se prepara con anticipación lo necesario para la ocasión, siendo u puno fundamental la comida ya que esta será suficientemente abundante para ofrece a todo el que llegue o ofrendar, es usual entre otros el pozole y los tamales de carne, como platillos principales.
Desde la noche del día 31 de octubre, empiezan a regresar los angelitos, es decir, las ánimas de las niñas y niños, aunque también se considera angelitos, quienes fallecieron sin haber contraído matrimonio. A la media noche del día 1° de noviembre, dejan de llegar los angelitos y es el turno de las ánimas de los mayores, a ellos se les espera hasta la media noche del día dos. Aparentemente la ofrenda no es más que un recipiente con chayotes, plátanos, guayabas, nísperos, mazorcas, velas, pan, cubiertas con una servilleta que las personas llevan, ya sea al panteón para colocarlo en la tumba del ánima que esperan o en el altar que se ha dispuesto en una casa con el mismo fin. Esa es la ofrenda de ánimas, algo que no solo vale por lo que es en sí mismo, sino por el valor que se les representa, tanto para el que ofrece como para el que recibe. Y en este caso particular se ofrecen particularmente alimentos que son sustento de vivos, de dioses y de ánimas.
La elaboración del altar sus dimensiones y complejidad es tan variada como el gusto de lo parientes a quienes corresponde su elaboración consideren, también se toma en cuenta si es el primer año o si ya es un altar pequeño y sin fiesta, sólo para seguir ofrendando a las animas de familia.
Musica
En toda etnia, cultura o agrupación social, existe una manifestación pura y sana de la música regional que sus integrantes han creado como parte de la cotidianidad en sus vidas y en su entorno familiar. En la música purépecha, encontramos más representativos el son, el abajeño y la pirekua. Aunque también existe otro género no considerado como purépecha, pero que forma parte importante del repertorio festivo el cual es denominado por los propios habitantes como música clásica. Es muy interesante saber que esta musica todavía sobrevive y por lo tanto ayuda a entender a la sociedad purepecha.
Son Purepecha
El sonecito purépecha o también llamado son regional, forma parte de un intricado término musical que en México se conoce con el nombre de son. Se dice que el origen del sonecito surgió a partir de finales del siglo XIX y principios del XX. El sonecito purépecha es un género instrumental que no necesariamente lleva coreografía u orden especifico. Es en tempo lento y normalmente es ejecutado con una pequeña orquesta de cuerdas o con banda de viento.
El abajeño es un género que deriva de la música practicad en la región de la tierra caliente ubicada en las tierras bajas de Michoacán, de ahí que la palabra hace alusión al termino abajeño. Es un género instrumental que se ejecuta con orquesta de cuerda o banda de viento y su uso es dentro de las fiestas en el momento del baile, pues se zapatea, es de un tempo rápido y su carácter es vivo.
La Pirekua
La pirekua es una palabra en lengua purépecha que significa canción y se ocupa de temas tanto liricos como épicos y tiene una magnitud desigual, la pirekua puede cantarse de manera individual o en grupo y se interpreta a capella o acompañada a ritmo de guitarras, orquesta de cuerda y aun con orquesta de viento.
Pindekuecha, Erándi, las Hermanas Pulido, entre otros grupos han tenido fama internacional por preservar su cultura y demostrarla con el corazón y cariño con el que se quiere a la meseta purépecha. Es toda una manifestación artística extraída desde los bellos paisajes de nuestras tierras indígenas, del campo michoacano y de las mujeres y hombres más trabajadores.
Santa Fe de la Laguna, Pueblo Mágico
A Santa Fe de la Laguna, se la llamaba antiguamente “Santapen”, que quiere decir: “Lugar iluminado”
Parroquia de San Nicolas de Bari.
A Santa Fe de la Laguna, se la llamaba antiguamente “Santapen”, que quiere decir: “Lugar iluminado”. Es una población tranquila y tradicional, sus intrincadas calles, todas empedradas, y sus tradicionales casas con techos de teja y guardapolvo rojo, invitan a una apacible caminata disfrutando de sus monumentos históricos y sus tradicionales barrios, siempre matizados por el azul índigo de los rebozos que graciosamente portan las mujeres locales, yendo y viniendo de un lado a otro con un misterioso andar que despierta la curiosidad del visitante.
En el mercado, mujeres comprando flores.
Al recorrer el pueblo podrá visitar cada una de las cuatro capillas patronales de los barrios más antiguos de Santa Fe de la Laguna: San Pedro, San Sebastián, Santo Tomás y San Juan, todos acompañados con el epíteto Urhépati que quiere decir “el primero”, “el de adelante”. Cada capilla, de estructuras originales del siglo XVI, tiene la imagen del santo patrón en el interior.
Parroquia de San Nicolas de Bari.
La Parroquia se ubica exactamente en el centro de la población, frente a la plaza principal. Sus orígenes se remontan al siglo XVI. Sin embargo, esa antigua edificación fue sustituida en el siglo XVIII por el actual edificio. Su fachada principal y la torre datan de principios del siglo XIX. La enormidad de su atrio, cubierto de pasto y de árboles de gran follaje, enriquece la grata experiencia visual. En el interior del Templo se ubican los dos patrones de la población: San Nicolás de Bari, el más antiguo y el Señor de la exaltacion.
Santa Fe de la Laguna se ha mantenido fiel al Señor de la Exaltacion. Es un Cristo crucificado que data del siglo XVI y que la comunidad purepecha es considerada como milagrosa. Según la tradición, la imagen fue tallada en un monolito de contera procedente del cerro el Tzirate. Durante las fiestas religiosas los distintos barrios de Santa Fe llevan ofrendas a su Santo Patrono realizando peregrinaciones acompañadas bandas de musica, pólvora y danzas de ''Los Moros'' y ''Los Viejitos''. El 14 de septiembre los festejos inician con una alborada musical y el repique de las campanas. Después se celebrara una misa con cantos purepechas acompañado de un mariachi.
Niños vestidos para la danza de ''Los Viejitos''
Hospital-Pueblo
El hospital original, que databa de 1534, fue destruido y en su lugar se erigió en 1896 el inmueble actual, ubicado a espaldas de la Parroquia de San Nicolás. En su reconstrucción, tanto la capilla como el hospital fueron trabajados lo más apegado posible a las características de los edificios originales. Además de atender a los enfermos, este establecimiento daba hospitalidad: refugio, educación, alimento y atención a quien lo necesitara. La intención era que los indígenas adquirieran la religión cristiana y aprendieran oficios para ganarse la vida. Los indígenas la llaman huatápera, que significa “lugar de reunión”. Al lado de ésta hay una Capilla dedicada a la Virgen del Rosario; un espacio que sorprende por su sobriedad. Solamente el altar neoclásico de la virgen y el techo de viguería, bellamente
pintada, son los el ementos que ornamentan al inmueble. En la Capilla del Hospital se encuentran otras dos imágenes de la Virgen: una es la Virgen María y otra la de Guadalupe, patrona de México.
Gastronomía & Hospedaje
Interior del Hostal Echeri.
La comida a base de maíz, frijol y chile, fue el alimento principal, con la llagada de los españoles, la gastronomía se diversificó y complementó, en la actualidad, las recetas de la cocina tradicional indígena se ha dado de generación en generación y es ahora una variedad de sabores, colores y olores
¿Cuál es la importancia de la Cocina Tradicional? Si bien, el reconocimiento no se enfoca al hecho de preparar alimentos con ingredientes y recetas milenarias, va más allá. Esta actividad nos habla de una una práctica cultural de un pueblo que ha permanecido en Michoacán por siglos, de una ideología, de una práctica religiosa y por supuesto de los usos y costumbres que hacen que nuestros pueblos indígenas vayan dejando su legado generación en generación.
Antojitos Purepechas.
En fin la Cocina Tradicional debería ser para todos los michoacanos un símbolo de identidad y orgullo. Podrá deleitarse con los productos locales y guisados típicos, como el pescado blanco envuelto en hoja de plátano, los deliciosos nacatamales envueltos con hojas de elotes, las gorditas rellenas de guizos exquisitos, los famosos charales, el churipu o el pozole batido, el mole rojizo tatemado, el exquisito caldo de pescado en chile rojo o caldo de res, condimentado con hierbas de olor y acompañado de corundas, tortillas hechas a mano de maiz blanco, azul o combinado y los típicos chiles de molcajete,. Y no olvidemos el camote y la calabaza dulce o los huchepos de azúcar, acompañado de riquisimos atoles de nurite, zitun, caña,negro, de granos tiernos de maiz, o de pinole, los cestos de carrizo ''Chiquihuite'' llenos de pan dulce.Y claro! Todo preparado en ollas y cazuelas de barro y en fogones de leña. Existe toda unagama de comidas que identifican a Santa Fe de La Laguna, y a las comunidades a su alrededor, que tienes su origen ancestral con ingredientes del arte culinario de esta tierra.
Mujeres haciendo tortillas.
Charales
Mujer cociendo corundas.
Corunda Jauakata
Tomates y chiles asados para preparar chile en molcajete.
Preparando tortillas a mano.
Charales típicos de la región
Tacos y gorditas de guisados.
Gorditas de charales.
Santa Fe da la Laguna cuenta con 4 hostales, Echeri (Tierra), Iurhixeo (Casa de la Vírgen), Purepecha y Tzipekua (Alegría). Atendidos por sus dueños y familia. Los hostales cuentan con amplios espacios y variedad de plantas y arboles. Tienen los tradicionales techos de teja, corredores con pilares, cocina abierta y muebles rusticos típicos de la región.